Quizá las películas de acción en las que se utiliza el kung fu nos han hecho tener un concepto erróneo de lo que es en realidad esta disciplina que tiene más de mil quinientos años de historia. Las artes marciales cobraron especial relevancia gracias a la obra de Sun Tzu de El arte de la guerra, y están más ligados a la filosofía que a la lucha en sí misma, o al menos en sus orígenes. De hecho, sirvió como elemento de intercambio cultural entre las diferentes partes de Asia.
Aprende kung fu en un centro especializado
En algunos lugares se imparten clases de defensa personal en el ámbito más profundo: el mejor ataque proviene de la persona que es capaz de permanecer más serena y tranquila en cualquier situación, ya que así es plenamente consciente de la situación. Obviamente, es un arte marcial y el contacto se trabaja para darse cuenta de la capacidad de sentir, y la estabilidad que se puede ganar o perder sintiendo a «el otro».
También se utiliza al sparring para poner en práctica aquellos movimientos que se han aprendido. Al igual que otras disciplinas, el kung fu se ha popularizado en muchas partes del mundo porque es una gran actividad física para todas las edades, aunque se recomienda comenzar a edades tempranas porque es cuando la energía y la fuerza fluyen de manera más pura, ya que los niños tienen un contacto con el mundo exterior más inocente que los adultos.
Es importante controlar la potencia fluida y delicada del kung fu. Los brazos sirven como ejes que equilibran el cuerpo al suelo mientras el cuerpo se sitúa en el centro para evitar el ataque, ya que una de las claves de este marcial es saber contraatacar a la perfección.
Se pueden encontrar centros especializados donde te enseñarán a conocerte a fondo a ti mismo, por dentro y por fuera, esquivando los obstáculos a los que te enfrenta una actividad física de estas características. El kung fu contribuye a que seas menos estático y cojas la vida por los cuernos.
